12 ene 2013

¿Qué es un Business Angel?

Saludos lectores. Esta semana quiero dedicar el blog a una figura inversora que tiene una amplia trayectoria y eficacia en países anglosajones y que tal vez nos interesaría importar a nuestro país. Me refiero a los denominados "business angels", inversores angelicales o inversores ángel.

Para poder entender el concepto de inversor angelical podemos definirlo como aquella persona particular o individual que debido a su situación económica (empresario, directivo, emprendedor exitoso, pequeño ahorrador,...) que en grandes rasgos tiene un pequeño capital ahorrado, el cual lo aporta junto a sus conocimientos técnicos o su experiencia empresarial para poder ayudar a nuevos emprendedores con sus nuevos proyectos.

Partiendo de esta definición, podríamos hablar simplificadamente de cuatro tipos de inversores ángel:
  • Empresario: El inversor ángel forma parte activa en la gestión de la nueva empresa junto al emprendedor. A grandes rasgos es un socio más.

  • Financiero: El inversor ángel se encarga simplemente de la cesión de financiación hacia el emprendedor, con un plan de viabilidad y de salida mediante el cual la inversión se recupera pasada un determinado periodo de tiempo.
  • Asesor: Figura intermedia entre ambos, mediante la cual  el inversor ángel facilita los recursos financieros, así como ayuda a la gestión del proyecto pero desde una perspectiva exterior, llegando incluso a cobrar por los servicios prestados.
  • Trabajador: Forma mediante la cual el inversor ángel aporta los recursos necesarios para poner en marcha el proyecto a cambio de una retribución periódica a lo largo del tiempo.
Pero seguro que os estáis preguntado, Miguel, ¿cómo funciona un inversor ángel?

En primer lugar hay que resaltar que no existe una forma única o estándar para formalizar una inversión de estas características y que existen tantos tipos de formas de colaboración como inversores existen. No obstante, en líneas generales podemos decir que lo más común es que el inversor  seleccione el proyecto valorando las propuestas en base a las preferencias que en ese momento requiera (cuantía, sector productivo, tasa de retorno,...) 

Habida cuenta del alto riesgo que dicha inversión tiene, requiere una tasa de retorno superiores, así como plazos de devolución diferentes a las entidades financieras clásicas. Es normal también la existencia de planes de salida o planes B en el caso que dicha inversión fracase.

En mi opinión soy partidario de aquellos inversores que se preocupen menos de la tasa o el plazo de devolución y tal vez tengan una vocación más centrada en ayudar en la gestión a través de un paquete de participaciones, aportando en su caso, no solo recursos financieros, sino experiencia conocimientos y cartera de clientes.

Llegados a este punto, nos podríamos plantear si los inversores ángel son útiles y por qué. Para poder acercarnos a su utilidad hay que contextualizar que le ocurre a un emprendedor que busca financiación para su proyecto. Si es una cantidad pequeña (hasta 5.000-10.000€) tal vez el emprendedor se plantea la posibilidad de buscar la financiación entre los familiares, los amigos o algún inversor espontáneo (las tres F que en inglés se caracterizan como family, friends and fools). En el otro extremo encontramos inversiones ya de una cuantía considerable (más de 80.000-100.000€) que requieren o bien algún tipo de subvención o ayuda pública o bien el acceso a un crédito de alguna entidad financiera (que están como están...).

Pues bien, un inversor ángel viene a recorrer esa tierra de nadie, ya que dispone de una capacidad de inversiones superiores a las personas de nuestro entorno, pero también nos ofrece las flexibilidades y condiciones especiales que las grandes entidades no tienen. Un inversor de este tipo no puede facilitar una gran cantidad (una red de inversores, pero uno solo es poco probable), pero sí tiene más recursos que los que están más cerca nuestra, no sólo en cuanto a liquidez, sino también en cuanto a experiencia, ya que no abundan en nuestro entorno casos de éxito empresarial y sí muchos de fracaso.

Y seguro que os estáis preguntando: vale la teoría siempre es bonita e idílica, pero se ha conseguido algún éxito empresarial con inversores ángel. Bien, a ver si alguna de estas empresas os suena:
  • Google: Larry Page y Sergey Brin crearon Google tras la inversión del IA Andy Bechtolsheim
  • Hewllet Packard (HP): En 1938 Frederick Terman (decano de Ingeniería de Standford) dejó 500$ a dos de sus licenciados, Bill Hewlett y Fred Packard, a fin de que pudieran desarrollar su proyecto empresarial, que con el paso del tiempo se convertiría en una de las industrias de referencia a escala mundial dentro de la industria electrónica. En aquella ocasión Terman, además de dejarles el dinero, también ayudó a dos licenciados a desarrollar su negocio y los apadrinó en los primeros años de su trayectoria de empresarios.
  • Facebook: Fue el famoso empresario e inversor Sean Parker (fundador de Napster) el que convenció al fundador de Facebook Marl Zuckerberg para que pasara de una red social estudiantil a una de las empresas mejor valoradas del mundo.
Actualmente en España están surgiendo distintas redes de inversores ángel bien a través de iniciativa privada (particulares, redes de empresas, escuelas de negocios,...) bien a través de instituciones públicas (gobierno, universidades,...). Podéis consultar las distintas redes existentes aquí

 Especial atención merecen la situación en Andalucía, más concretamente en mi tierra, Jaén. Como podéis comprobar en esta nuestra tierra existen pocos inversores ángeles, y solo encontramos organizaciones más o menos estables en Cádiz y Málaga. Esta preocupación tiene especial incidencia debido a que las inversiones ángel suelen tener una especial raigambre en el territorio de residencia o de actividad del inversor. Es por ello que me gustaría concluir esta reseña con la siguiente reflexión:

Es necesario crear este tipo de estructura en Andalucía y en nuestro territorio. Y cuando hablo de crear no me refiero sólo a Administraciones Públicas, sino crear una verdadera conciencia ciudadana de que los beneficios obtenidos, de que los capitales ahorrados, de que el dinero que se invierte en fondos o en Letras del Tesoro; se invierta en la creación de nuevas empresas y en nuevos proyectos.

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