Saludos bloguer@s
Esta semana quiero tratar de responder a una pregunta que sobrevuela las tertulias de bar, satura las discusiones de peluquería y protagoniza las conversaciones de botellón: ¿Por qué demonios hay tantas tiendas de compraventa de oro?
Ya os adelanto que la respuesta va a estar relacionada con la proliferación de inmobiliarias solo unos años atrás, pero no nos adelantemos. Antes de nada, debemos analizar cuál es el problema común, es decir:
¿Qué es una burbuja?
Para que todo el mundo lo entienda es cuando un bien o un activo (llámese vivienda, aceite de oliva, camisas de flores o incluso el oro) incrementa su precio continua y progresivamente, sin que haya ningún argumento que justifique ese crecimiento (¿Acaso había algún argumento para que la vivienda en España triplicara su valor?).
Pensadlo bien, si algo se revaloriza y todo el mundo lo compra (como la vivienda en España), se venden más, se produce más y el precio, según la lógica del mercado, consecuentemente debería bajar. Pero, recordad aquella frase de: "invierte en vivienda, si esto es un valor seguro, nunca baja". Pues claro que baja, y tanto que ha bajado.
¿Cuántas burbujas ha habido?
Todas las que queráis. Si piensas que solo ha habido burbujas especulativas en España y con la vivienda, estás muy equivocado. te pongo un ejemplo: La burbuja punto.com en Estados Unidos (1997-2001): Internet era el futuro y estaba de moda comprar acciones de empresas que invirtieran en esta cosa nueva de la red global. ¿Estaba justificado? Para nada, de hecho muchas empresas que ni siquiera tenía nada que ver con Internet se pusieron el .com solo para cotizar un poco más alto. La consecuencia: el hundimiento del Nasdaq (la bolsa donde cotizan las acciones tecnológicas) durante varios años.
¿Y el oro?
Llegados a este punto seguro que os preguntáis, vale Miguel, pero todo este rollo no tiene nada que ver con el oro. ¿Seguro?
Lo primero que tenéis que saber es que el oro actualmente se considera como un valor seguro, "una cosa que nunca baja" (esto me suena) debido a un concepto que llamaremos patrón oro. Esto del patrón oro es una cosa es muy sencilla: hasta hace unos años cada billete que se producía en el mundo, ya fueran dólares, libras o nuestras amadas pesetas tenía que estar respaldado por la misma cantidad de oro, es decir, si España tenía mil pesetas en oro, solo podía emitir mil pesetas en billetes.
Hasta ahí perfecto, el oro como valor seguro inamovible, nunca sube. Pero después de la Segunda Guerra Mundial, en la Conferencia de Bretton Woods de 1944 los Estados modernos, además de crear el Fondo Monetario Internacional, también eliminaron el patrón oro para toda la vida, y dispusieron que las monedas simplemente se cambiarán con respecto al dólar, es decir, aunque España tuviera mil pesetas en oro, podía emitir muchos más billetes. ¿Es esto bueno? Sin duda sí. Permitió salir de la recesión, crear riqueza (y endeudamiento) y no sometió la economía a un sistema medieval de reservas de oro.
Pero lo que a nosotros nos interesa: desde 1944 el oro no es un valor fijo, el oro se cotiza y como cualquier otro bien, puede ser objeto de especulación, compraventa y, cómo no, objeto de burbuja. Si no te lo crees, te dejo este gráfico, de como el precio del oro casi se ha triplicado desde 2007, curiosamente el año que comenzó la crisis.
Así que quiero acabar aquí mi post recordando esa proliferación de inmobiliarias en los años 2000, con ofertas y chollos de vivienda y que ahora han sido reemplazadas por compraventa de oro en cada esquina, con las mismas ofertas y chollos. Así que termino con mi reflexión: de una burbuja unos pocos ganan y se enriquecen, pero por contra hay muchos que pierden y se empobrecen.


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