Saludos bloguer@s
Esta semana mi post me gustaría dedicarlo a una conmemoración que ayer se celebró pero que por desgracia, entre las corruptelas y los bretones, ha pasado un poco desapercibida. Y su importancia tiene, ya que como dice el refrán, todos alguna vez nos las tenemos que ver con la Ley, y que menos que tener la garantía que podremos hacerlo en igualdad de oportunidades con el resto.
Ayer, día 12 de julio celebrábamos el Día de la Justicia Gratuita, un derecho de cada ciudadano y que se complementa también con el Turno de Oficio, que tan atacado se ve en los últimos tiempos. Pero no adelantaré acontecimientos, como siempre primero, un poco de historia...
¿La profesión más antigua?
Aunque no somos tan antiguos como otros oficios de la humanidad más lucrativos, el ejercicio de la abogacia entendedido como "advocar" o auxiliar a alguien en un conflicto se remonta a la Antigüedad, donde muchas civilización tenían defensores caritativos en las plazas de Egipto o Babilonia, donde ayudaban a los más desfavorecidos.
Que duda cabe que fue en Grecia y Roma donde la profesión de la abogacía tuvo su auge, donde aparecen los primeros abogados profesionales y donde los juicios tenían los carices mediáticos que hoy en día tienen. Esa tradición nos llegó a España también donde podemos encontrar una primera referencia legal en las Partidas de Alfonso X, donde se establecía entre los deberes de los abogados "patrocinar o defender gratuitamente a los pobres y desvalidos,(...) donde no hubiere abogados asalariados para ello (Ley 13).
A partir de ahí, la legislación posterior de nuestro país, nuestras Constituciones y normas fundamentales siempre han recogido están consideración de acceso a la justicia para los que menos tienen.
La realidad de la justicia gratuita
Nuestra Constitución establece en su art. 119 que la justicia será gratuita para aquellos que así lo acrediten, con el objetivo fundamental de que no se vulnere la protección jurídica de los ciudadanos y ninguno pueda quedar desamparado.
Ese es el papel, ahora toca la práctica. El mecanismo es el siguiente, el que solicita debe acreditar que no tiene posibles para pagar un abogado (ni de los caros ni de los baratos) asígnádose entonces uno de oficio, el cual le asesorará y le asistirá, en caso de que lo necesite, en juicio. Después, por los maravillosos servicios prestados, la Comunidad Autónoma (que para eso pide la competencia) es la encargada de retribuir al letrado.
La pregunta: ¿y existen abogados tan altruistas y desinteresados que no cobran por ejercer su trabajo? Sin duda no. Lo que ocurre es que el pago lo deben realizar las Administraciones Públicas, encargadas de eso que se llama "redistribución de la riqueza" e "igualdad de oportunidades".
Sin embargo hay un pero, y no es otro que ese trabajo que se realiza en el turno se cobra hasta CUATRO VECES MENOS que se cobraría si fuera un cliente pudiente, lo que supone una clara discriminación y sobre todo favorece a crear esa imágen que hay de los abogados de oficio como picapleitos de segunda. El segundo pero es aún peor, ya que no solo es que se pague menos, sino que como en todas las Administraciones se paga mal (ya lo hemos visto) y encima tarde.
A modo de conclusión, porque estaréis deseando de correr hacia la playa/piscina/ bar (márquese lo que proceda) simplemente apuntar la importancia que la justicia gratuita tiene. No quiero ser corporativista, muchos diréis claro ahora que vas para abogado pides mas medios para ellos y tal. Creo que no, simplemente termino con una pregunta: ¿estaríais tranquilos si vuestro médico de la Seguridad Socal está cabreado, mal pagado y sin medios? Pues eso mismo digo.
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