20 jul 2013

Jóvenes que nos dejan

Saludos blogueros

Esta semana me gustaría hacer una reflexión sobre una circunstancia que por desgracia vemos a diario en los medios y que ha dejado de ser una noticia para convertirse en una realidad que vemos día a día. No obstante, no quiero que esa reflexión sea desde un punto de vista demagógico, ni siquiera desde un punto de vista político, sino que me gustaria ver que consecuencias económicas, demográficas y sociales tiene este fenómeno migratorio.

Vente pa Alemania Pepe


Son muchos los medios que quieren establecer una relación entre aquellos que emigraron en los años sesenta en nuestro país en búsqueda de un trabajo y una vida mejor, y el éxodo de jóvenes que actualmente están de dejando nuestro país, pero yo me pregunto ¿son iguales?

Sin duda no. Posiblemente lo único que pueden tener en común son las ganas de tener un trabajo mejor y la imposibilidad que (ya pasaba entonces y ahora también) el sector privado tenía de absorber toda la oferta de trabajo. No obstante, ahí acaban los paralelismos. Pensad que el perfil medio del emigrante en aquella época era varón, entre 25 y 29 años, casado (70% lo estaban) y que durante toda su vida se había dedicado a realizar tareas en el campo. Pensad también que tener 25 años años en aquella época sería más o menos comparable a tener 35-40 ahora.

Sin embargo, el perfil medio de nuestros jóvenes emigrantes es radicalmente distinto, con una edad media de 25 y 30 años e indistintamente hombres y mujeres, pero esta vez sin ningún tipo de carga familiares y con una formación y cualificación altamente especializada (de hecho algunos estudios afirman que la mayoría de los que emigran son ingenieros y profesionales de la salud), hablándose incluso que el 80% de los emigrantes tiene formación universitaria.

¿Dónde van nuestros chiquillos?


De la misma manera que los tiempos han cambiado en cuanto a cómo son los jóvenes que se van, tampoco los lugares a los que se van y las condiciones son similares.

Mientras que los principales destinos en los años sesenta eran los paises de Europa Central, fundamentalmente Francia, Alemania (la que no era comunista, faltaría más) y Suiza (iban a trabajar, no como ahora que se van a "esquiar"), ahora los destinos son más acordes al mundo globalizado en que vivimos y a la formación que han recibido.

Además de los clásicos Francia y Alemania, que parece que nuestra forma de trabajar no les desagrada tanto como dicen sus dirigentes, otros países se han abierto con fuerza como destinos altamente especializados, teniendo así Reino Unido para el sector de la salud y la educación, Noruega y Finlandia para profesionales dedicados a la asistencia social y los países latinoamericanos como Argentina, Chile, México y Brasil, para expertos en economía o ingeniería civil.

¿Qué consecuencias tiene la emigración?


Y la pregunta del millón: ¿es bueno o malo que nuestros jóvenes se marchen allende los mares? Bien podemos encontrar argumentos en ambos sentidos, ya que algunos (no los que hablan de "movilidad exterior" de los jóvenes) hablan de la experiencia y formación adquirida y que para la economía del país a corto plazo no es tan negativo, ya que se reduce la tasa de paro, el gasto social en esas personas es inferior.

Como argumentos negativos, sin duda esta el éxodo de jóvenes altamente formados, cuyo coste de formación ha asumido el estado, que ahora van a aprovechar otros países. Además, al contrario de lo que ocurría en los años 60, esta emigración no va a enviar tanto dinero a España como ocurría entonces, por lo que no se va a experimentar ese aumento de riqueza. Además a medio y largo plazo pueden ocurrir dos cosas: La primera que esos jóvenes jamás vuelvan, lo que sin duda supondrá una pérdida y un coste perdido para nuestro país, o bien que cuando sean más mayores vuelvan, con lo cual ocurra como en la década de los setenta, en la cual el gran retorno de emigrantes hizo disparar la cifra del paro así como el gasto en Seguridad Social y prestaciones sociales a las cuales tienen derecho pero jamás han contribuido.

A modo de conclusión, simplemente apuntar que la emigración del pasado con esta que está sucediendo no es en nada comparable, por lo que no se de debe analizar conjuntamente. Los datos están ahí, y cada uno puede tener una opinión más o menos formada sobre el tema; pero a mi sinceramente me molesta ver como gente muy bien formada y preparada no encuentra trabajo aquí y le "regalamos su cerebro" al mejor postor internacional.

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