Saludos bloguer@s:
Esta semana mi post está inspirado en una de las películas que está en la cartelera de los cines actualmente. Y es que "El mayordomo", dirigida por Lee Daniels y protagonizada por Forest Whitaker, me hizo reflexionar sobre la desigualdad histórica de derechos entre negros y blancos, en particular, sobre el racismo, en general y sobre la barbarie humana.
La película empieza con un típico campo de algodón norteamericano que se muestra arrogante. Masa verde y blanca en el
llano que domina el horizonte. En sus surcos, familias enteras de
negros, hombres, mujeres y niños; sonámbulos agonizantes aplastados por
la mano de los opresores blancos.
"El mayordomo" es un recorrido por la conquista de los derechos raciales en un entorno
hostil y en un país que combatía guerras justas fuera de sus fronteras.
Esa representación de dos formas de entender la lucha racial se hace
con dos únicos personajes: el mayordomo de la Casa Blanca Cecil Gaines y
su hijo Louis. El primero como sirviente del hombre blanco, como «negro
doméstico» y pacífico que entiende la conquista de derechos civiles
pidiéndolos casi por favor y a su debido momento. El segundo, como
revolucionario que cree en el conflicto y en la resistencia como únicos
medios para alcanzar los fines.
Y es que el hombre tiene tendencia a tener miedo del extranjero, del desconocido. El racismo está presente en diferentes formas en todas las sociedades
del planeta. Está asociado con determinadas formas de pobreza arraigada y
ciertos tipos de violencia extrema. Constituye una negación de la
relación humana. Sin embargo, el racismo permanece casi invisible y pasa
inadvertido, salvo cuando media la violencia. Quienes no lo
experimentan con frecuencia no logran comprender cuán ofensivo es.
Para
superar esta tendencia se necesita cultura, es decir, educación,
aprendizaje de las diferencias, control de los instintos y lucha contra
los prejuicios y la ignorancia. Es verdad que el
hombre, nace virgen de todo sentimiento preconcebido. Que es después
cuando se le inculca la desconfianza hacia todo lo diferente. Que cuanto
más ignorante es, más miedo tiene.
Mi pregunta es: ¿en qué momento empezamos a odiar a otros por ser simplemente diferentes a nosotros sin siquiera conocerlos sin tener ningún motivo de peso más que esa diferencia?
Si miramos hacia atrás en la historia y analizamos hechos como la eslavitud, el apartheid, el nazismo, las castas indias, los indígenas americanos, la exclusión de la raza negra en Estados Unidos y un largo etcétera, debemos concluir que en la sociedad rige la ley de la selva y, en ella, el hombre blanco se ha erigido el jefe y el resto de razas son simplemente inferiores cuando no considerados inexistentes. Al fin y al cabo, no nos diferenciamos tanto de los animales. Nuestra mayor habilidad: el raciocinio no nos sirve en este caso. Cuando tenemos algún problema, es culpa de aquel que es diferente (el inmigrante, el negro, el judío...) sin aportar ningún motivo racional y eso me da pena, rabia, coraje.
¡Cuánta impotencia debe sentir una persona al sentirse atacada simplemente por tener unos rasgos físicos desde nacimiento que no acepta la supuesta mayoría!
En fin, sólo os pido una reflexión y que hagáis el ejercicio de poneros en esa otra persona ¿Cómo te gustaría que te trataran? ¿Y si tú hubieras nacido negro?
El hombre nació en la barbarie, cuando matar a su semejante era una
condición normal de la existencia. Se le otorgo una conciencia. Y ahora
ha llegado el día en que la violencia hacia otro ser humano debe
volverse tan aborrecible como comer la carne de otro. Martin Luther King
Silvia Eliche Ramos
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