14 nov 2013

¿Con IVA o sin IVA?

Saludos bloguer@s:

Esta semana, quiero hacer una reflexión sobre un mal endémico de este país: la economía sumergida y la forma en la que todos contribuimos a su existencia.

El problema de la economía sumergida no es una cuestión nueva, pero ha cobrado una especial relevancia dada la situación de crisis mundial y la enorme cifra que ha alcanzado. 

Se entiende por economía no declarada o sumergida la actividad remunerada que siendo legal en cuanto a su naturaleza, no es declarada a las autoridades públicas quedando al margen de su control y fiscalización.

La existencia de economía sumergida en una sociedad es una grave anomalía para su correcto funcionamiento. Produce problemas de desigualdad entre ciudadanos, entre las empresas y un serio menoscabo de los derechos de los trabajadores contratados de forma irregular.

Diversos estudios realizados sobre el mercado español concluyen que las causas de la existencia de economía sumergida en España se encuentran entre otras en el aumento de la carga fiscal, en su papel como válvula de escape en situaciones de recesión económica, en la falta de conciencia fiscal entre la ciudadanía, en la sobrerregulación y en las rigideces del mercado laboral. 

Pues bien, yo voy a centrarme en esa falta de sensibilización fiscal de los ciudadanos, dada la aceptación social que aún parece tener la elusión de impuestos.

La fiscalización a las empresas o ciudadanos, que pagan religiosamente sus impuestos, en contraposición con los que se aprovechan de la falta de control de las administracciones por perseguir y sancionar a los que trabajan a puerta cerrada y reclutan a personal sin contrato de por medio, no hace mas que descapitalizar y empobrecer un país y que los impuestos suban para quienes los pagan. 

Cada día vemos personas que cobran el subsidio de paro, mientras trabajan haciendo "chapuzas" en la construcción o pintando casas, peluquerías y centros de estética ilegales o la cada vez más extendida pregunta de "¿con IVA o sin IVA?"

En principio, parece que todos ganamos a corto plazo. El "empresario" no paga impuestos y todo lo que gana va para él y el cliente recibe su servicio o producto a menor precio. ¿Qué problema hay entonces?

En primer lugar, si no nos emiten una factura oficial, difícilmente podemos reclamar y garantizar el bien adquirido o la obra, reparación o servicio que hayamos efectuado.

En segundo lugar, deberíamos denunciar a los que realizan una actividad empresarial o profesional sin declarar, tienen a trabajadores sin contrato o cobran sin IVA porque claramente están defraudando al fisco y, como todos sabemos, "Hacienda somos Todos". Ese dinero que deja de ingresar el Estado, no sólo perjudica a los sueldos y dietas de los políticos, sino que se deja de invertir en infraestructuras, servicios sociales, educación, sanidad y un largo etc. Además, todos esos servicios públicos de los que se beneficia toda la sociedad se sostienen con los impuestos que pagan sólo una parte de la población. Y como culmen, estos supuestos empresarios al no declarar ingresos por su actividad son beneficiarios de todos los subsidios y ayudas, no percibiéndolos los ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos.

Sin duda, resulta necesario aumentar la sensibilización de los contribuyentes, a través de programas de información, comprensión y educación fiscal en medios de comunicación e Internet. 

Pero yo apelo a vuestra actitud como consumidores. Cuando vayáis a adquirir un bien o un servicio, pensad que el dinero que os podéis ahorrar acudiendo a una empresa no declarada, lo váis a pagar en el futuro soportando un mayor peso del gasto público.

Silvia Eliche Ramos

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