21 mar 2016

Estimada Europa

Estimada Europa, me has decepcionado, aunque tengo que decir que tenía que haberme dado cuenta antes. Cuando a lo largo de mi formación universitaria se debatía sobre la formación y construcción europea siempre se hacía referencia a un término: la Europa de los mercaderes.

Con este término se pretende ilustrar que la creación de la Comunidad Económica Europea primero, y la Unión Europea después, se hizo bajo unos mimbres exclusivamente económicos y despreocupada completamente de crear una unión política y cultural que verdaderamente nos dotara de una identidad jurídica propia.

Si alguien se decepciona ahora con Europa, como me pasa a mí, es que no quiso ver lo que ya arrastraba a sus espaldas. Posiblemente no lo quise ver cuando el euro se demostró como moneda fallida, cuando las imposiciones de la Troika a países con dificultades económicas como Grecia, Portugal y España tuvieron casi valor de Ley, cuando se nos obliga a cambiar nuestra Constitución con nocturnidad y alevosía por parte de nuestros "socios" o más reciente cuando un país miembro como Reino Unido nos chantajea con su salida y al final se le permite respetar las reglas que le interesan y las que no, pues no; y así un largo etcétera.

Pero con todo nunca imaginé lo que esta semana se ha aprobado: PAGAR A OTRO ESTADO PARA MANDARLES A LOS REFUGIADOS QUE NOS LLEGUEN A EUROPA. Aunque indirectamente ya lo hacemos con Marruecos, nunca pensé que llegaríamos a esto. Independientemente del despropósito jurídico, que ya explico ampliamente en un artículo publicado recientemente en varios medios, el simple hecho de permitir que un territorio donde hace sólo 20 se produjo una guerra indigna, y hace menos de 80 la Guerra Mundial que sacó lo peor de los europeos (si es que se puede hablar de una nacionalidad europea), ha demostrado algo: no hemos aprendido la lección.

Y la pregunta que surge irremediablemente es: ¿hay alguna solución? Me gustaría pensar que sí, que las alternativas que proponen colectivos como PLAN B para Europa, Cáritas, la Asociación Europea por los Derechos Humanos, ACNUR o Médicos sin Fronteras son plenamente realizables, aunque permitidme que la poca esperanza que me queda la use para pensar que ese cambio no vendrá de los actuales dirigentes de las instituciones europeas, y que el cambio solo llegará desde un activismo militante y activo, y si queremos cambio, tendremos que exigirlo.

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