28 mar 2016

Estimados Pedro y Pablo

Esta semana parece que por fin vais a abandonar el “postureo” en el que lleváis inmersos desde las pasadas elecciones generales de diciembre, os dignaréis a sentaros el uno frente al otro (espero que con una actitud franca y sincera) y creo intentaréis desbloquear la situación en la que parece sumido este país.

Y yo os recomendaría que antes de entrar a la reunión os paraseis un segundo a pensar en las personas que están a vuestras espaldas, y no me refiero ni a vuestros equipos de campaña ni a los rivales que tenéis cada uno dentro de vuestro partido. Me refiero a los 10.720.026 de españoles que el pasado invierno os dieron el privilegio de sentaros en ese Congreso que nos representa, y no para que ahondéis en lo que os distancia, sino para que reforcéis lo que tenéis en común.

Porque sin entrar mucho en detalle, ya que estas líneas nunca son para eso, a poco que se miren los programas electorales, las declaraciones políticas o las meras declaraciones de intenciones, hay elementos que son, no ya parecidos, sino muchas veces idénticos: ambos proponéis la subida del Salario Mínimo Interprofesional, eliminar las moratorias a las centrales nucleares con su correspondiente cierre y sustitución por renovables, la obligación de que todos los Expedientes de Regulación de Empleo deban ser previamente autorizados por la Administración, la prohibición del fracking para la extracción de petróleo, la reducción de la jornada laboral y la racionalización de los horarios o la subida de las pensiones no contributivas.

No son vagos conceptos o ideas genéricas, son compromisos bien concretos que constituyen el contrato-programa con el que os presentasteis a los ciudadanos y que tenéis obligación de cumplir. Es por ello que partiendo de orígenes o presupuestos distintos, llegáis ambos a la conclusión de que la dolencia que sufre este enfermo crónico llamado España pasa por el blindaje de derechos sociales básicos como la educación en todos sus niveles o una sanidad pública, gratuita y universal o una vivienda digna. Ambos queréis reformar un sistema tributario que efectivamente haga que los que más tienen más contribuyan (tal y como exige nuestra Constitución) incentivando a la vez un mayor crecimiento económico siempre que vaya ligado a las tan necesarias garantías laborales.

En definitiva, si ambos decís la verdad, el diagnóstico que hacéis es similar y coincidís en más de lo que parece. Por lo que una de dos, o nos mentisteis en Navidad a todos y no queríais lo que defendíais, no siendo capaces de reconocer que ambos tenéis razón; o verdaderamente esta semana puede ser recordada en mucho libros de Historia.

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