Esta semana parece que por fin vais
a abandonar el “postureo” en el que lleváis inmersos desde las pasadas elecciones
generales de diciembre, os dignaréis a sentaros el uno frente al otro (espero
que con una actitud franca y sincera) y creo intentaréis desbloquear la
situación en la que parece sumido este país.
Y yo os recomendaría que antes de
entrar a la reunión os paraseis un segundo a pensar en las personas que están a
vuestras espaldas, y no me refiero ni a vuestros equipos de campaña ni a los
rivales que tenéis cada uno dentro de vuestro partido. Me refiero a los 10.720.026
de españoles que el pasado invierno os dieron el privilegio de sentaros en ese
Congreso que nos representa, y no para que ahondéis en lo que os distancia,
sino para que reforcéis lo que tenéis en común.
Porque sin entrar mucho en detalle,
ya que estas líneas nunca son para eso, a poco que se miren los programas
electorales, las declaraciones políticas o las meras declaraciones de
intenciones, hay elementos que son, no ya parecidos, sino muchas veces
idénticos: ambos proponéis la subida del Salario Mínimo Interprofesional,
eliminar las moratorias a las centrales nucleares con su correspondiente cierre
y sustitución por renovables, la obligación de que todos los Expedientes de
Regulación de Empleo deban ser previamente autorizados por la Administración, la
prohibición del fracking para la extracción de petróleo, la reducción de la
jornada laboral y la racionalización de los horarios o la subida de las
pensiones no contributivas.
No son vagos conceptos o ideas
genéricas, son compromisos bien concretos que constituyen el contrato-programa
con el que os presentasteis a los ciudadanos y que tenéis obligación de
cumplir. Es por ello que partiendo de orígenes o presupuestos distintos,
llegáis ambos a la conclusión de que la dolencia que sufre este enfermo crónico
llamado España pasa por el blindaje de derechos sociales básicos como la
educación en todos sus niveles o una sanidad pública, gratuita y universal o
una vivienda digna. Ambos queréis reformar un sistema tributario que
efectivamente haga que los que más tienen más contribuyan (tal y como exige
nuestra Constitución) incentivando a la vez un mayor crecimiento económico
siempre que vaya ligado a las tan necesarias garantías laborales.
En definitiva, si ambos decís la
verdad, el diagnóstico que hacéis es similar y coincidís en más de lo que
parece. Por lo que una de dos, o nos mentisteis en Navidad a todos y no queríais
lo que defendíais, no siendo capaces de reconocer que ambos tenéis razón; o
verdaderamente esta semana puede ser recordada en mucho libros de Historia.
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