Este sábado en el Palacio de los Deportes la magia
electroviral hizo vibrar a miles de personas, sobre todo para los que como a mí
habéis puesto música y letra a buena parte de mi vida.
No os acordaréis seguro, pero parece que fuera ayer cuando
estuvisteis en un desconocido programa de Uniradio Jaén, promocionando un
pequeño concierto en la discoteca Bariloche (aún era Bariloche), en el que
estuve justo en primera fila, y no porque hubiera que hacer cola, sino porque
la afluencia no fue desde luego desbordante. Por eso, al ver a las más de
10.000 gritando “Hasta que sangren” uno no puede sino ponerse un pelín
nostálgico.
Por eso, solo se puede decir gracias. Gracias por mandar
algo que sirva como luz entre toda la niebla del día a día. Gracias porque esta
generación del cambio climático radical puede disfrutar de vuestros himnos.
Gracias por poner a nuestra tierra en el mapa musical de nuevo, porque aunque
aún hagáis la broma que os queda superar a Sabina, creo que ya os queda
bastante poco.
Y sobre todo gracias, gracias porque esa chica de las dudas
infinitas en el concierto de Jaén el viernes chillaba como la que más al ritmo
de Tecnicolor.
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