6 jun 2016

Estimado Sr. Ministro de Justicia

No he encontrado mejor día para escribirle hoy: el dia en que se cumplen los seis meses de instrucción máximos que se conceden a los jueces para investigar los delitos. Felicidades porque a partir de hoy habrá delitos que quedarán sin investigar.



Y esto me lleva a recordar cuando hace no muchos años reflexionábamos en nuestra clase de Teoría del Derecho sobre las diferencias entre la Ley y la legalidad. Sobre si podría haber leyes que no fueran legítimas no amparadas por la Ley. Posiblemente esta nueva regulación sobre la instrucción de los delitos podría ser un buen ejemplo, pero sin duda encontraríamos muchos más sin mucho esfuerzo.

En definitiva, a mi modo de ver el principal error en la forma de ejercer el poder legislativo en nuestro país en los últimos tiempos (aunque a veces creo que siempre ha sido así) radica en el absoluto desprecio en las opiniones de los profesionales del sector a la hora de elaborar las leyes. Reformas de leyes de Enjuiciamiento con críticas abiertas de jueces, fiscales y abogados (y no solo de los del signo político contrario); reformas educativas sin la voz de pedagogos, profesores y madres/padres; promulgación de normas fiscales con el absoluto rechazo de inspectores y técnicos de hacienda, y así podríamos enunciar todos y cada uno de los sectores de nuestro país (sanidad, agricultura, medio ambiente, …)

Así que señor Ministro, aunque esté en funciones, le pido que imprima esta misiva y la guarde en la carpeta para él o la que esté por venir. Dígale que escuchen, que escuche a los que tienen que convivir con la norma a diario, a los que tienen que aplicarla e interpretarla, porque sin duda de ahí saldrá su legalidad, en la capacidad de hacer nuestra una ley que nos sintamos orgullosos de llevar a la práctica.

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